1. ENTENDER LA SOLEDAD DEL PORTERO EN UN TRABAJO COLECTIVO. El portero vive el partido en soledad, aunque se trate de un trabajo colectivo. Está solo por la especificidad de su tarea y por la distancia que le separa de sus compañeros en el terreno de juego.
2. SABER MANTENER UNA ATENCIÓN FOCALIZADA PARA PODER LEER EL JUEGO SIN PARTICIPAR ACTIVAMENTE EN ÉL. Es muy difícil mantener la concentración necesaria, que exige un trabajo óptimo de un portero, cuando apenas interviene en el juego

4. ACEPTAR Y CONVIVIR CON LA POSIBILIDAD DEL ERROR. El error del portero es muy manifiesto, muy evidente, y puede tener una gran trascendencia sobre el resultado
5. CONTAGIAR SEGURIDAD. El portero contagia sus emociones a su equipo y a la grada. Un portero seguro y con confianza proyecta seguridad a sus compañeros en el trabajo defensivo. Un portero seguro mantiene tranquilos y confiados a sus aficionados
6. ORIENTAR HACIA LA MEJORA DE LA TAREA.El portero suele estar muy orientado hacia el éxito. Se mueve por motivaciones relacionadas con la satisfacción del ego, como ser titular, mantener la portería a cero, detener penaltis, tener continuidad en el equipo titular, ser protagonista por su excelente trabajo, ser objeto de buenas valoraciones por parte de los medios de comunicación
7. APRENDER A TRABAJAR POR METAS A LARGO PLAZO O SABER ESPERAR LA OPORTUNIDAD DE PARTICIPAR EN LOS PARTIDOS
8. ACEPTAR O SABER CONVIVIR CON LAS CRÍTICAS.El futbolista hace un trabajo “público” en cuanto que lo desarrolla ante los ojos de miles de aficionados que están en la grada o sentados delante del televisor. Es como trabajar en un “escaparate”, a la vista de cualquiera. No resulta fácil aislarse totalmente de esta circunstancia y centrarse totalmente en su trabajo.
9. MANEJO INTERNO DE LA PROPIA AUTOCONFIANZA INDVIDUAL. El portero debe trasladar confianza desde su trabajo. No puede esperar que el entrenador le “regale” confianza. Nadie le va a conceder una confianza ciega
10. COMPETIR CADA DÍA. El joven portero que intenta hacerse un hueco en el fútbol profesional suele tener pocas oportunidades de participar en los partidos. Equivocadamente piensa que está perdiendo el tiempo al no poder jugar con continuidad. Así, sin darse cuenta, está despreciando la oportunidad que le ofrecen los entrenamientos para competir. El compañero se ha de convertir en el rival a superar, buscando con él un duelo permanente pero noble, siempre desde el trabajo bien hecho. Ese duelo ha de aprender a llevarlo desde el espíritu de superación, incluso más allá del terreno de juego.
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